El pueblo de Las Calcosas convive con una colada de lava y con dos piscinas naturales que hacen el paisaje muy singular e inolvidable.
La simpleza y el ambiente me enamoraron, junto a sus casas de piedra y paja que conservan aún la construcción ancestral con los tejados de colmo y material vegetal. Historia y belleza se unen en un asentamiento que me hace recordar a los pueblos de los libros, algo que me encanta porque me evoca a mi niñez.